El mundo se encuentra desde hace más de dos años en medio de una contingencia sanitaria, que ha traído otro tipo de problemas consigo, tales como una crisis económica que podría ser difícil de superar.
Esto, ha provocado un incremento en el costo de de los commodities agrícolas, que será un problema sin resolver y el cual aumentó en los últimos años, causando que a nivel global se desperdicien alrededor de 931 millones de toneladas de alimentos cada año, lo que representa un 17 por ciento del total de alimentos disponibles para los consumidores, de acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
Todos estos alimentos provienen de los basureros de hogares, tiendas minoristas, restaurantes y otros servicios alimentarios, esas toneladas de comida equivalen aproximadamente a 23 millones de camiones de 40 toneladas completamente cargados, lo “suficiente para dar siete vueltas a la Tierra”.
En su mayoría estos residuos son producidos por hogares, dónde se desperdicia 11 por ciento del total de alimentos disponibles en etapa de consumo, mientras que servicios de alimentación y centros minoristas desperdician desperdician entre el 2 y el 5 por cierto aproximadamente.
Según datos del Fondo Mundial, en México (país con poco más de 128 millones de habitantes) se desperdician 94 kilos de comida por año por persona, es decir, casi un tercio de la comida que se produce en el país, dónde el 23.5 % de la población vive en pobreza extrema alimentaria.
Desperdiciar alimentos tiene graves consecuencias ambientales, sociales y económicas, pues entre el 8 y el 10 % de emisiones de gases de efecto invernadero estás directamente asociadas al desperdicio de alimentos.
A pesar de que esto no es un problema nuevo, si se trata de una situación que aún no ha Sido atendida adecuadamente, no la magnitud necesaria, pues no autoridades, no ciudadanía han puesto de su parte para evitar esta situación.
En el año 2011 la FAO, público un estudio en el que se hablaba de un millón 300 mil kilos de comida desperdiciados, pero luego se mencionó que no se contaba con datos de hogares fuera de Europa, América del Norte.
Ante un incremento cada vez mayor de personas que pierden las posibilidades de tener acceso a una dieta saludable y continua, la FAO y el Fondo Internacional de Desarrollo Agricola, el Programa Mundial de Alimentos, la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de ONU para la Infancia (UNICEF), han hecho un llamado a los consumidores a reducir el desperdicio de alimentos en el hogar.
“Desperdiciar menos, comer mejor y adoptar un estilo de vida sostenible son claves para construir un mundo sin hambre. Las decisiones y las medidas que adoptemos hoy son vitales para nuestro futuro de #HambreCero”, insistió la FAO.
El desperdicio de alimentos en países de ingresos medios y altos, está directamente asociado con el comportamiento del consumidor y falta de coordinación en las cadenas de suministro
Por ejemplo, frutas y verduras se desperdician por no cumplir con los “estándares comerciales de calidad”, es decir, aquellas que no alcanzan la perfección en apariencia -forma, color tamaño- o presentan golpes o defectos, son rechazadas por los compradores.
La belleza, y el sabor, están en el interior.
Por qué amar las #FrutasYVerduras de aspecto diferente es bueno para el medio ambiente, la economía y un 🌎 con #HambreCero#NoDesperdicio
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Al hablar del desperdicio de comida, también se debe hablar de desperdicio de semillas, tierra, agua y insumos utilizados para producirlos, además de energía y mano de obra empleados para su producción.
Tan sólo para producir una naranja se necesitan alrededor de 50 litros de agua. Las pérdidas de frutas y hortalizas representan un despilfarro de recursos crecientemente escasos como el suelo y el agua”, explica la FAO y recalca la gravedad del problema en un contexto de sequías a nivel nacional y global y a una erosión generalizada de la tierra.
Con base en los estudios de alta confianza que la FAO tomó como referencia, en África, específicamente en Ghana, se encontró una similitud del desperdicio de alimentos en todos los grupos de ingresos.
Los promedios de desperdicio de alimentos eran de 80 kilos por persona al año en el grupo de ingreso bajo y de 86 kilos por persona al año en el de ingreso mediano y en el de ingreso alto.
Por otro lado los países de África con mayores índices de desperdicio por persona al año son Nigeria (189 kg, estimación 2017), Rwanda (164 kg, estimación 2011), República Unida de Tanzanía (119 kg, estimación 2013) y Kenia (100 kg, estimación 2010)
Mientras que en América Latina y el Caribe se encontraron siete puntos de datos en cuatro países –de 33 en la región–: Bélice, Brasil, Colombia y México. La FAO recalcó la importante falta de datos señalando que no hay ninguna estimación correspondiente a los países del Caribe.
En ese sentido la cifra de México procede de un informe de 2019 en el que se combinaron análisis de composición del desperdicio medido directamente en hogares de tres estados y cinco municipios, y que se ajustó mediante datos nacionales sobre desechos sólidos en zonas urbanas.
Sin embargo, los autores señalaron que es posible que se haya sobrestimado el desperdicio de alimentos debido a las pequeñas empresas y al vertido ilegal que realizan empresas más grandes en los desechos municipales de los hogares.
Ante ello, México, ocuparía el segundo lugar en desperdicio de alimentos de los cuatro países analizados, con 94 kilos por persona al año, sólo por detrás de Belice, donde su región con más alto índice de desperdicio fue San Ignacio y Santa Elena (95 kilos por persona).
En Asia y el Pacífico, que abarca varias subregiones —Australasia, Asia Meridional, Asia Sudoriental, Asia Oriental y Asia Central—, se tiene un número elevado de puntos de datos.
La meta de la ONU, es reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos per cápita a nivel de los minoristas y los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro.
Para ello, se plantea que los consumidores podrían comprar sólo los alimentos necesarios, consumir las frutas y verduras de aspecto feo, tener en cuenta las fechas de caducidad, donar los excedentes y convertir los alimentos sobrantes en la comida del día siguiente.
También recomiendan planificar con antelación con listas de la compra y no preparar comida para 50 personas si sólo vienen a cenar cinco. También es importante tener en cuenta lo que en el hogar se consume y lo que no para que no haya comida que sobre.
Almacenar los alimentos adecuadamente: Cuando termine de hacer las compras, asegúrese de que todo está almacenado adecuadamente, es decir, alimentos perecederos —como los productos lácteos, las frutas y hortalizas— deben guardarse en los compartimentos adecuados del refirgerador. La carne y el pescado pueden meterse en el congelador si no tiene intención de utilizarlos inmediatamente.
Los alimentos secos deben guardarse en recipientes cerrados y, junto con otros alimentos enlatados, almacenarse adecuadamente en un aparador.
Si cocina demasiada comida, anime a los invitados a llevarse un poco a casa. Lo que quede, póngalo de inmediato en el congelador para otra ocasión. En general, la comida no debe dejarse a temperatura ambiente durante más de dos horas.
Hay muchas recetas creativas en internet para usar las sobras de comida. Asegúrese de guardar las sobras en el refrigerador o el congelador y usarlas lo antes posible.
El impulso de preparar algo diferente para cada comida es bastante común, pero antes de cocinar un plato nuevo, vea si ya tiene algo hecho y que pueda terminar.
Comprar en mercados locales y darles una oportunidad de negocio equivale a concederles tu reconocimiento y respeto.
En la agricultura se requiere esfuerzo para producir nuestros alimentos. Y es que hacen falta semillas y tierra, agua y trabajo, protección y paciencia. Además, los alimentos que elegimos afectan a la salud de nuestro planeta y al futuro de la alimentación.
Obtenemos nuestra energía y mantenemos nuestra salud a partir de los alimentos adecuados, pero normalmente no prestamos atención a la influencia que tienen los alimentos y la nutrición sobre nuestros cuerpos.
Los restos de comida o los alimentos que no se pueden donar o reutilizar se pueden compostar como alternativa a tirarlos a la basura. Esto permite reciclar los nutrientes en la tierra y ayuda a reducir la carga de los vertederos.
Al aprender más sobre nuestra comida, de dónde viene, qué alimentos se producen en cada temporada y qué se necesita para producirlos, aumentamos nuestro conocimiento y respeto por lo que estamos comiendo.