Los colibríes son aves tan diminutas, que llegan a pesar solo unos cuantos gramos, pero no los hace manos fascinantes, pues su pico supera cualquier lase de modernidad y sus alas que se agitan de forma circular haciendo un sonido particularmente singular.

¿Te imaginas un mundo en el que estas aves no existan?

Sin los colibríes, la vida de muchas flores no podría ser posible, pero tampoco una parte esencial de nuestras culturas prehispánicas, gracias a sus atributos naturales de guerra y supervivencia.

En principio Huitzilopochtli, no se hubiera llamado así, y los mayas no hubieran podido llevar las almas de los guerreros muertos hacia el paraíso. Una vida sin ellos sería, simplemente, terrible 

Tristemente, los colibríes como tantas otras especies invaluables están en la nefasta lista roja de los animales en peligro de extinción.

Por ello, la Universidad Nacional autónoma de México, (UNAM), tiene una iniciativa que debemos seguir de cerca, ya que pretende remediar este escenario, promoviendo la instalación de jardines urbanos para colibríes.

Se trata de un programa impulsado por diversos científicos de Norteamérica, la Universidad Nacional Autónoma de México ha implementado en todo el país estos Jardines Urbanos para Colibríes. 

Esto, a través de la instalación de verdaderos oasis al aire libre hechos a la medida de los colibríes. Consisten en la colocación de plantas, con flores en forma de tubo largas y colores destellantes que les permitan alimentarse.

También de la instalación de bebederos que contienen agua con 20% azúcar blanca, el equivalente a la nectarina que tienen más de cien flores juntas. 

A este proceso se le conoce como anillar y la idea es que, entre otras cosas, dicha iniciativa permita a los especialistas conocer las características de migración de estos pájaros, así como la cantidad de individuos que habitan nuestros territorios. 

México es el primer país de Latinoamérica que cuenta con una iniciativa de esta naturaleza.

Con el apoyo de Estados Unidos, donde existen al menos 900 mil jardines de este tipo, se busca edificar un millón de espacios para colibríes en toda Norteamérica.

Hasta ahora estos parquecitos se han replicado en escuelas, en hoteles y edificios públicos. 

Lo único que se necesita para apoyar a estas magníficas creaturas es tener plantas con flores en el balcón o en la ventana, recomendamos las lavandas. Entre más flores, más lugares tendrán para comer. Si se puede agregar a esto un bebedero con un poco de azúcar, que mejor. 

Si este fin de semana estás sin plan, por qué no ayudas a ser parte de este gran movimiento para salvar a los más pequeños, con un hermoso jardín para los colibríes.

Existen, por lo menos 335 especies de este pájaro alrededor del mundo, lo que los convierte en la segunda mayor familia de aves en el mundo.

No se parecen a ningún espécimen volador. Debido a su diseño aerodinámico, pueden volar hacia atrás, boca abajo y sobre sí mimos. Se calcula que baten las alas 80 veces por segundo.

Asimismo, con los años han ido perfeccionando sus técnicas de vuelo para llegar al preciado néctar de algunas flores, que por cierto consumen en mayor que su peso, tres gramos.

Son nativos de América y como muchos de nosotros tienen la sangre caliente y la imperiosa necesidad de alimentarse cada 15 minutos. 

Por si todo lo anterior fuera poco, su función de polinizadores y mensajeros es fundamental para la vida de los animales y los humanos. Cada vez que extraen néctar y reparten su espora se genera un ciclo de vida esencial para el oxígeno y la supervivencia de cientos de especies vegetales. 

Estos pequeños animalitos se encuentran en peligro de extinción, debido a la crisis climática y la intervención humana, pues en los últimos años se ha transformado se hábitat, su alimento y les han quitado sus árboles e incluso se han expuesto a la caza de furtiva. 

Por Staff

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