Durante el fin de semana, se llevó a cabo un lanzamiento con el cohete Falcon 9 de SpaceX.
En esta ocasión el cohete incluía más satélites de su red Starlink que ya tiene 2.200 en órbita, más o menos la mitad de lo planeado, pero que sobre todo permitió poner en órbita al BlueWalker 3, un satélite de comunicaciones muy especial.
Este satélite es de hecho un prototipo creado por la empresa americana AST SpaceMobile.
Su objetivo es crear una constelación de satélites de comunicaciones, y algunos de los modelos finales (los ‘Bluebirds’) podrían ser incluso dos veces más grandes que el Bluewalker 3, que pesa 1.500 kg y que una vez desplegado tendrá un área de 64 metros cuadrados.
Según sus creadores, ese satélite es tan grande porque “para poder comunicarse con un teléfono de bajo consumo y baja fuerza de señal necesitas una gran antena en uno de los extremos con un montón de potencia, así que eso es parte crítica de nuestra infraestructura”.
Se trata de lograr que su plataforma pueda funcionar con los smartphones actuales sin que estos tengan que actualizarse con nuevos componentes o diseños.
Eso ha provocado que los astrónomos estén preocupados. John Barentine, astrónomo de Dark Sky Consulting, explicaba en New Scientist que este satélite “podría ser el objeto m´sa brillante del cielo, potencialmente más brillante que el planeta Venus”.
El problema, no es solo el tamaño de este nuevo mega satélite, sino la potencia de las ondas de radio que enviará para esas comunicaciones.
Los astrónomos creen que eso podría interferir en los instrumentos que estudian el universo, pero es que este satélite es solo el primero de muchos de esa constelación, y ya había mostrado quejas con lo que la constelación de SpaceX, que ha tratado de minimizar el problema, iba a suponer para la astronomía.