Por: El Masacote del camichín
Había una vez un rancho que quería ser pueblo, sus habitantes se esforzaban cada día por mejorar su calidad de vida, de entre toda su gente, algunas personas prosperaron y se convirtieron en grandes empresarios que juntos forjaron el destino de este lugar.
Ahora dejemos los cuentos de lado mis estimados lectores y volvamos a la realidad que hoy nos tiene este espacio, pues se acercan tiempos turbulentos en el rancho que se ha convertido en pueblo y hay muchos que quieren tomar las riendas de esta carreta, por un lado, los morenos que están engolosinados con pintar el pueblo de su color tinto.
Por otro los que se dicen ser opositores, a los que ni juntos les alcanza para hacer mella ante el poderío del aparato que pondrá toda la carne en el asador.
Sin embargo, los cuatro opositores, que más bien parecen fichas de parchís por los colores que los identifica, confían en que los morenos comiencen a pelear y se dividan desde adentro, porque primero los casi 13 suspirantes, necesitan ponerse de acuerdo para ver quien abandera su causa.
Imagínense mis lectores, 13 personas que desde que se despiertan, desayunan, comen, cenan y se van a dormir y sueñan con gobernar este pueblo o de perdis, tener un huesito para vivir del erario, ya se dieron cuenta que “vivir fuera del presupuesto es no vivir”.
Pero como dijo Jack el destripador, “Vámonos por partes” en el reflector está la maestra Melba Albavera, hija del fundador de MORENA José Apolonio Albavera, quien fuera funcionario público y amigo personal del hoy presidente de México. Ella ya fue candidata a la alcaldía del pueblo, pero perdió la contienda más por problemas internos que por méritos del ganador.
Además, hoy otros nombres de quienes podrían convertir el edificio de la alcaldía en una sucursal de la clínica del pueblo, pues se trata de los médicos, Moisés Rodríguez, Gabriel Aguirre, Roberto Ibarra y “Pepito” a este último pareciera que solo lo quieren para sacarle lana para la campaña…
¿Ya pensaron, mis lectores, como sería una alcaldía pride? Es decir, pongan en el edificio del pueblo los colores del arcoíris. No es que me asuste el tema y respetamos mucho a la comunidad LGBTTTIQ+ pero si el ahora Regidor, delegado sindical, auxiliar de laboratorio (Con licencia, dice) vive de llamar la atención de formas poco ortodoxas, ¿su administración gubernamental sería igualmente heterodoxa?
Hay otros perfiles del mismo partido, pero la neta es que ya le dimos mucho espacio a los morenos, luego no nos va a alcanzar para platicarles de los otros, o sea, tampoco es que haya mucho que decir, pero ahí les va.
La oposición, a quienes desde hoy llamaremos “los parchís”, anda más perdida que los perritos fifís que se escapan de la casa de colonia rica, ya no saben para donde tira el monte, y es que la tienen más pelada que pompas de mandril.
A ver mis queridos lectores, a los panaderos se les está quemando el horno y no encuentran como meter más bolillos, quieren elegir muy bien a su pastel estrella, pero nada mas no esponja la masa, César Oceguera, quiere aparecer hasta en la sopa, pero juega a no hacer mucho ruido, quiere que todos lo vean, pero se esconde detrás de los espectadores, levantando la mano gritando en voz baja que ya le toca la que sigue, así esta maceta se quedará en el corredor.
Por otro lado, Luis López, aprovecha cada oportunidad para acercarse a la gente, sino es vendiendo carne a bajo costo, es ofreciendo material para construcción o mejoramiento de vivienda desde la dirección que encabeza, ahí la gente no dice “gracias director”, la gente dice me la dio fulanito, “el si ve por el pueblo”; entre esta dupla deben recordar que hay quien corretea la liebre y quien sin correr la alcanza.
Y hablando de luchas internas, Brenda Orozco y Vanessa Caratachea, no se quedan atrás, mientras la primera desde su dirección, mantiene al pueblo ocupado con eventos de atracción turística, la segunda regala verdura en cuanta colonia existe en el pueblo, ambas haciendo una labor más allá de su chamba de oficina, se trata de que las vean, y saben cómo hacerse notar.
En este repaso con las fichas de parchís, los verdes tienen pocas o nulas opciones, pues Rodo Chavolla, y su falta de experiencia política, cree que cobijado de viejos lobos de mar en su partido logrará llegar a negociar algo más que una regiduría, en el mismo equipo está el hoy Regidor Jesús Rodríguez, quien a través de campañas de entrega de verdura a bajo costo y lentes de la CANACO (caros por cierto), busca mínimo una reelección.
Queríamos hablar de la ficha amarilla, pero creo que de los tres militantes que les quedan, no hay mucho que decir.
Ya en un costal muy diferente, están los que piensan que a través del fomento social de sus fundaciones van a juntar canicas para jugar en la contienda, pero sería la tercera vez que intentan hacer algo y nada más no les alcanza, porque pareciera que ni en su casa los conocen.
A final dejamos a un líder social, que representa a un gremio de poder con el que aparentemente todos se tienen que sentar a negociar, la posición que ocupa es la misma que la bruja de los cuentos, esa a la que nadie quiere, pero que todos visitan para pedir que les vaya bien en el juego que están por iniciar.
El caso de Ricardo García, líder del sindicato de empleados municipales de La Piedad, tiene la particularidad de conocer que representa a más de mil personas, es decir alrededor de 800 familias de este pueblo, por ello aseguran que ahí si hay canicas que se pueden contar.
Sin contar que entre sus filas hay personajes como Ramoncito Maya, Ramón Navarro, Toñito Ibarra y otros operadores de su grupo político listos para actuar en cuanto sea necesario, aunque la verdad, ni operan pues nada, ¿Verdad? pero de ahí que todos tengan que acercarse a negociar con ellos y no al revés.
Pareciera ser el único gremio que sabe que “hay que mantener al enemigo adivinando cuál va a ser tu próximo movimiento de esa forma se confundirá y no sabrá cuando atacar, un ejército confundido es un ejército que no funciona y no obedece órdenes”.
Y ya, ahí le dejamos mis estimados lectores, nos vemos en la que sigue, del verbo: Habrá segunda parte…