Existe en Australia uno de los insectos más curiosos del planeta, se trata de la Amegilla cingulata, una especie de abeja silvestre de color azul que desempeña un papel clave en la polinización y la producción agrícola de ese país.
Esta abeja fue descrita por primera vez en 1775 y, desde entonces, se ha registrado en las zonas boscosas, los brezales y los cascos urbanos de Australia, a excepción de el Territorio del Norte y Tasmania. El nombre científico de esta abeja, “cingulata”, proviene del latín “cingulum”, es decir, “cinturón”, haciendo referencia a las bandas azules presentes en el abdomen que caracterizan a estos pequeños insectos.
A diferencia de las amarillas abejas domésticas, las Amegilla cingulata tienen de cuatro a cinco bandas de color turquesa, unos ojos grandes y verdes, pelusa blanca en el pecho y unas alas bronceadas que parecen hechas de celofán, rasgos que hacen que esta especie sea única en su tipo. Estas abejas suelen medir entre 10 y 12 milímetros y viven una media de 40 días. Además, es fácil distinguir a los machos de las hembras, ya que los primeros tienen cinco bandas azules, y las segundas cuatro.
Estas abejas tienen aguijón y pueden picar, sin embargo, a diferencia de muchas otras, no suelen ser agresivas. Se alimentan principalmente del néctar de flores azules como la Acanthus ilicifolius, flores de tomate y algunas especies de espliego. Al contrario que las abejas de la miel, las Amegilla cingulata no son sociables, ni viven en enjambres: habitan de manera independiente y duermen, en el caso de los machos, aferrados a los tallos de las plantas, y en el caso de las hembras, en madrigueras hechas en arcillas blandas o en rocas.
Las Amegilla cingulata no son productoras de miel, sin embargo, desempeñan un papel clave en la polinización de las flores australianas, muchas de las cuales dependen de la técnica utilizada por estos insectos. Conocida como “polinización por zumbido” o “polinización vibratoria”, esta técnica consiste en hacer vibrar los pétalos y el interior de las flores mediante un movimiento producido por las abejas al contraer rápidamente sus músculos torácicos mientras se sostienen a la flor con sus mandíbulas. Así, las flores son polinizadas.
Existen aproximadamente 20.000 especies de plantas que requieren este tipo de polinización, entre ellas la berenjena, el kiwi o los arándanos, de ahí que estos insectos sean tan importantes para la producción agrícola australiana. Por esta razón, diversas organizaciones científicas están investigando de qué manera la distintiva polinización por zumbido de las Amegilla cingulata beneficia a la agricultura, además de ayudar a mantener el equilibrio ecológico de Australia.