Toda Novena tiene un carácter especial. Implica compromiso, devoción auténtica y fe; dones del cielo que se van incrementando conforme pasan los días en espíritu de oración -sea de petición, de ofrecimiento o gratitud-. La Novena de Navidad, además de lo mencionado, tiene la dulce carga de la expectativa, de la espera confiada, de la certeza y de la alegría creciente; equivale a una “cuenta regresiva espiritual” para celebrar el acontecimiento más grande: el nacimiento de Jesucristo, Salvador de los hombres. Permanezcamos, entonces, unidos en oración a través de esta hermosa tradición.

Que estos nueve días estén llenos de esperanza, estés donde estés y con quienes estés: en familia, en el trabajo, en la comunidad, el grupo parroquial, etc. “porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20).

Por Staff

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